Publicado por eldiario.es el 14/05/2022

La consulta cívica sobre monarquía o república se contagia del ambiente festivo de Madrid y transcurre sin contratiempos pese a las amenazas de veto de la derecha

Las 32 mesas de votación distribuidas por la ciudad no estaban repartidas de forma uniforme. En Villaverde había cinco, pero en Chamberí solo dos, por ejemplo. Una de ellas en Cuatro Caminos, donde veteranas militantes habían desplegado el tenderete con cierto recelo por lo que se pudiesen encontrar, visto que el distrito no es especialmente izquierdista. Los temores eran infundados. “En esta calle [Raimundo Fernández Villaverde] hay muchas casas de militares, pero no hemos notado ni agresividad ni provocaciones”, explicaba Cristina Escribano, portavoz oficiosa. En Chamberí había dudas sobre si la Junta de Distrito autorizaría la actividad, porque los conflictos con el concejal delegado, Javier Ramírez, son constantes, pero el permiso acabó llegando la víspera, por la tarde. En los primeros 40 minutos se depositaron 32 papeletas. El chat de WhatsApp de los voluntarios echaba humo: en Antón Martín se pedían refuerzos. “Quizás por las fiestas”, aventuraban en Cuatro Caminos.

La glorieta de Manuel Becerra, en el Barrio de Salamanca, podría considerarse territorio comanche para los republicanos, pero allí estaba instalada la caseta esta mañana, también sin incidentes. “Justo aquí se suelen poner los de Vox”, presumía uno de los presentes, que aventuraba ya un cálculo de resultados, con reconocimiento a la opción monárquica. “Hay que tener valor para venir y votar, pero yo creo que un 10% [sí votaron monarquía]. El análisis demoscópico venía de que los votantes marcaban la casilla en la papeleta sin sobre, en la propia mesa, y se veía todo. Se pedía a los que llegaban que indicasen su DNI y franja de edad, para las estadísticas. Desde la mesa electoral relataban el único suceso mínimamente conflictivo de la mañana, el de un hombre que se acercó, se identificó como abogado del Estado y advirtió de que sin pedir los DNI aquello no tendría ningún reconocimiento. La mujer que lo contaba emitió una pedorreta al recordarlo.

Una pareja de mediana edad, ella con vestido azul primaveral y bolsa de El Corte Inglés; él con mascarilla con el logotipo del Ayuntamiento de Boadilla del Monte, se acercaron también. Votaron República, en contra de los análisis superficiales sobre la relación entre atuendo e ideología. “Ojalá sirva de algo”, dijo ella. Tres ejemplares de tuno, especie en peligro de extinción pero que resiste en determinados hábitats capitalinos, emergieron de la boca de metro, pero pasaron de largo de la caseta. El resultado de la consulta estaba cantado, pero el plan era anunciarlo tras el recuento, pasadas las 20h.

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