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Tiempu d esperanza

 

Desde Plataforma Consulta Popular Estatal Monarquía o República y con motivo de las fiestas navideñas, un año más, queremos acercarnos a aquellos que nos seguís, a aquellos que tienen inquietudes y en definitiva a todo el que sueña con un mundo distinto, acogedor y justo.

 

Estas fiestas serán especiales por el contexto tan inusual en el que se celebran, debido a la actual crisis sanitaria y a los tiempos difíciles que nos toca vivir. Unos lo harán dando gracias por estar vivos y otros con el dolor que conlleva la pérdida de un ser querido. Por los muchos que se quedaron por el camino, esas almas que una vez nos acompañaron y que nos han dejado en completa solitud, a ellos dedicarles una especial y sentida mención.

 

Desde un prisma totalmente laico, respetamos todas las creencias a las que se aferró la humanidad a lo largo de los siglos, para celebrar el solsticio de invierno y de una forma breve os traemos algunas de esas celebraciones, por su semejanza entre unas y otras.

 

El solsticio invernal es el acontecimiento que vivifica la Naturaleza con su luz y calor, razón por la cual, para todas las culturas antiguas, representaba el auténtico nacimiento del Sol, y con él, la Naturaleza comenzaba a despertar lentamente de su letargo invernal y los humanos veían renovadas sus esperanzas de supervivencia, gracias a la fertilidad de la tierra.

 

En el solsticio de invierno todos los pueblos antiguos, celebraban el nacimiento del astro rey con grandes festejos, danzas, rituales y la recogida de plantas “mágicas” como el muérdago. Marcaban el calendario de las cosechas.

 

Con el desarrollo de las culturas urbanas, los rituales solsticiales agrarios no desaparecen, sino que se adaptaron. Por eso las fiestas paganas más importantes rebasaron el ámbito campesino y se convirtieron en ciudadanas, de forma que la fertilidad que en origen pedían para el campo y el ganado, pasó a comprenderse como prosperidad y riqueza para la ciudad.

 

En la antigua Grecia, el culto popular Dionisio, estaba repartido en cuatro grandes festividades. Las dos primeras, las Dionisíacas y las Leneas se celebraban alrededor del solsticio invernal.

 

En Roma los Saturnales, dedicados a Saturno (padre de los dioses olímpicos, dios protector de la Naturaleza) se celebraban con grandes festejos y banquetes, se abolían temporalmente las clases sociales y en los ágapes, los señores servían a sus esclavos. Se imponía hacerse regalos y los ricos convidaban a sus suculentas mesas a los pobres.

 

Mitra, uno de los principales dioses de la religión hindú (objeto de culto, aparecido unos mil años antes de Cristo), cargaba con los pecados y expiaba las iniquidades de la humanidad. Era el principio mediador entre el bien y el mal. Guardián y protector de todas las criaturas, era una especie de Mesías que debía volver al mundo como juez de los hombres. Nacido de madre virgen en el solsticio de invierno, en una gruta, fue adorado por pastores y magos, fue perseguido, acabó muriendo y resucitó al tercer día.

Baco, otro dios solar romano, también cargaba con las culpas de la humanidad. Según la tradición, Baco moría despedazado en el equinoccio de primavera y resucitaba a los tres días.

 

En los mitos solares de todas las culturas antiguas ocupaba un lugar central, la presencia de un dios joven (Jesucristo en la religión cristiana), que cada año muere y resucita, encarnando así los ciclos de la vida de la Naturaleza.

 

En el solsticio invernal, la imagen del dios egipcio Horus, era sacada del santuario para ser expuesta a la adoración pública (procesiones). Se le representa como un niño recién nacido, recostado en un pesebre, con cabello dorado, con un dedo en la boca y el disco solar sobre su cabeza.

 

Hay muchos mitos más, hemos resumido y citado algunos, como ejemplo de la diversidad de credo en las distintas culturas. Nos resta desearos un feliz solsticio y mucha positividad para el Nuevo Año. Recordaros que tenemos una cita en las urnas en la primavera del año entrante. Afrontar los baches con energía y sobre todo lucha por la supervivencia, sinónimo de la lucha de clases. Porque la esperanza no es una utopía, es un deseo y estos, con empeño también se cumplen.

 

 

C.C.Rosillo



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